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martes, 21 de abril de 2009

La mujer en el ejército de los Estados Unidos

El enemigo siempre está en casa.

Hace poco nos sorprendíamos, ¿de verdad nos sorprendía?, que el gobierno afgano, ese que se supone que es mejor que el de los talibanes, preparaba una ley según la cual se podía violar a una mujer dentro del matrimonio, dado que "una esposa está obligada a satisfacer los deseos sexuales de su marido" y a vestirse como su marido se lo pida. Curiosamente, esta noticia pasó sin pena ni gloria por los distintos medios informativos, como una más, lo que te hace pensar si nosotros defendemos eso, ya que estamos presentes allí con nuestros soldados.

Alguien puede decir que esto se debe a que es un país inculto, al islam y a cualquier otra cosa que se le ocurra para excusar lo inexcusable. Hasta será culpa de Internet, el gran culpable de todos los males actuales, anteriormente el demonio, luego la televisión. Pero, curiosamente, hoy podemos leer un artículo tan interesante como vergonzoso acerca de las situación de la mujer en las fuerzas armadas de los Estados Unidos de América. El artículo aparecido hoy en el diario El País y titulado El peor enemigo de la mujer soldado, su camarada se relatan hechos sufridos por mujeres pertenecientes a las mencionadas fuerzas armadas, tales como estos:
  • La soldado estadounidense Mickiela Montoya no llevaba un puñal amarrado a su pierna para defenderse del enemigo, al menos no del enemigo iraquí. Lo llevaba para protegerse de sus compañeros.
  • "Para los soldados una mujer es sólo una de estas tres cosas: un bicho, una puta o una lesbiana", explica Montoya.
  • Diferentes estudios basados en cifras del Departamento de Veteranos de Guerra dicen que el 30% de las mujeres han sido violadas mientras servían en el Ejército por sus propios compañeros, el 71% han sido agredidas sexualmente y el 90% acosadas.
  • La historia que Ribeiro relata en el libro incluye una violación y varios ataques en Afganistán. Fue violada por un soldado mientras guardaba una posición, lugar que no abandonó hasta que acabó su turno para ir, sin ducharse (para no borrar las pruebas de la agresión) a presentar una denuncia. Entonces le dijeron que si la presentaba le podían acusar de haber dejado su arma abandonada (¡durante la violación!). "Dejé el Ejército. Soñaba con convertirme algún día en oficial, como mi padre y mi abuelo, pero debido a que soy mujer ese sueño nunca se hará realidad".
  • Terrible debe ser el acoso cuando una mujer declara lo siguiente: "Me daban menos miedo los morteros que caían a diario que los hombres con los que compartía mi comida". Ésa es la experiencia de Chantelle Henneberry, quien sufrió un intento de violación por parte de un compañero en Irak. Cuenta Henneberry en un capítulo del libro que a partir de media tarde nunca bebía nada, a pesar de que hubiera 40 grados de temperatura y se desmayara por deshidratación. "Tenía pánico de ir a las letrinas sola". Sabía lo que le esperaba.
Es de suponer que esto también debe ser culpa de la incultura, el islam (lo dudo) y por su puesto el gran demonio actual Internet que todo lo corrompe.
Supongo que mientras en paises como Afganistán proponen leyes que permiten la violación de la mujer en el matrimonio; otros, supuestamente más avanzados, la permiten de hecho, que no de derecho, en el ejército. Es decir, uno por la calle no puede violar a una mujer porque es delito, pero si te alistas en el ejército americano se te permite violar a tus compañeras que para eso están ahí (ésto, aunque suene duro, aparece en el artículo). Eso sí, sólo viola a las compañeras, porque si se te ocurre violar a algún compañero seguro que se te castigará fuertemente.

Una duda, ¿por qué no buscan un hormigero y la meten allí, a lo mejor les da más gusto?

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